Foto: Mujeres que secan cacao al sol. Miguel Antonio García Moya, Venezuela, 2015.
Cuatro poemas de María Fernanda Toro
(Caracas, 1991)
I
Para el Pacífico
Su antigua levedad se hace presente
para las islas de destellos luminosos.
Corona de arena inundada
sal y profundos espejismos
aparejo en aliento solar.
Nosotros, más presentes cada vez, más antiguos.
Hilamos la brizna de la tarde esperando
esperando
que ancle una tempestad.
II
Del atardecer Guaireño
Lo importante no era el sol
arrojándonos su despiadado norte
ni el agua
más salada entre los dedos y el cabello
que en la lengua.
Lo importante era su ruido azul
nada que ver con el Caribe
sino con la sangre
bullente más allá del cielo.
Marcando su compás caliente
en la escritura
de nuestra biología.
III
Profundo
Cómo los días podrían medir la distancia
a fuerza de sol, de infames fronteras y caminos
sin la medida exacta de la saudade.
“Haz la nostalgia sin amargura” dicen.
Como si no hiriera hasta los huesos la zanja de pólvora
los dientes roídos de ácido entre desperdicios
la línea de sal que delimita el litoral
y nos regala
una montaña para detener el cielo abierto.
IV
Caracas
Mínimo intersticio de esta cosa
abierta en otros cielos, montañas, caminos, cuerpos, atardeceres
que aún convocan tu nombre.
Caracas, 1991. Seducida por el lenguaje desde muy niña. Solamente quería buscar otra forma de nombrar el mundo ¿Lo estoy logrando? Espero no saberlo nunca.
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