Para Narciso García Vargas
Que nada perturbe
tu gélido sueño
ignora mis lágrimas
no vengas
pero quédate en el retrato de la pared.
Que nada perturbe
la tranquilidad de tu reposo
sigue impasible
ante mi desconsalado llanto
no vengas
pero sigue riendo en mis recuerdos.
Que nada perturbe
tu silencio
no escuches que te llamo
―pero por favor, Dios mío,
no permitas que olvide su voz―.
Que nada te perturbe
allá donde estás
ni el canto de las aves
o el viento que mueve las hojas
ni la luz de los cirios
o el olor de las flores
no vengas
aunque anheles las caricias del sol.
Que nada te perturbe
aunque llore
aunque grite tu nombre
aunque te busque
no vengas
duerme el sueño tranquilo
pero quédate conmigo.